Grito ella con un gran desesperación. Aburrida de los gritos y peleas que todos los días ocurrían, por la mínima cosa.
Pero su grito no fue mas que uno de todos los que había. Se alejó del disturbio, pensando, llorando ahogada y desesperada por no saber como hacer para mantener ese silencio que solo consigue estando sola.
La semana para ella es placentera, ya que tiene ese silencio incomparable que no encuentra en ningún lado, se despierta en las mañanas con una paz increíble, aun que al levantarse se desilusionaba un poco al ver la casa como si un remolino hubiese pasado. Resignada se pone a ordenar, como siempre pone música para aislar el sonido de la calle, Terminando todos quehaceres de la casa, se sienta a descansar, si es posible no hacer nada mas para disfrutar ese momento de inspiración. Pero cada vez se hace más tarde y recuerda que llegara ese gran remolino que tanto la atormenta las noches de la semana y los fin de semana.
SILENCIO!! SILENCIO!!!!SILENCIO!! SILENCIO!!!!SILENCIO!! SILENCIO!!!!SILENCIO!!..
Repite una y otra vez en su mente, ya si poder decirlo a viva voz, porque si lo hace peor sera la situación.
Silencio es lo único que necesita ella, para mantenerse en paz dentro de lo que se puede. Ganas no le faltaba para escaparse de esa rutina que todos los días tenía que vivir, pero ella sabía que no era fácil salir de esa vida tormentosa. Su sueño mas deseado es que las personas aprendan a callarse, y cerrar la boca solo por un instante y conocer el silencio como ella lo veía, pero sabía que como todos los sueños es algo imposible. Ella reconoce que también es parte de esa contaminación acústica que tanto detesta, pero que más puede hacer?, si vive en una familia de locos?...
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